Una cápsula por semana y tu vida cambia para siempre.

Ojos en distancia: El movimiento y tensión de los músculos oculares, tienen un resultado de excitación en el cerebro. Si queremos que nuestro cerebro se relaje, debemos poner los ojos paralelos.

Los ojos se adaptan a la distancia. La visión de cada ojo es diferente, y eso nos permite percibir la tercera dimensión de los objetos, o la distancia en profundidad entre ellos.

Los ojos están siempre en algún ángulo, adaptándose a la distancia del objeto. Prueba, por ejemplo, mirándote la nariz. Habrás notado que te pones bizco. Es porque para mirar tan de cerca los ojos deben abandonar su zona de confort y literalmente, ¡cruzarse!

Ahora mira un dedo tuyo, que este a 5 centímetro de tus ojos, hacia el frente. Al alejarlo, tus ojos irán separándose, o no apuntarán tan al centro, sino que se abrirá el ángulo. Cuando miras muy pero muy lejos, los ojos ya no necesitan ángulo. La gran distancia hace que la visión de ambos ojos este casi paralela. Ese paralelismo, requiere el menor de los esfuerzos de los globos oculares, y los pone así en el mayor estado de relajación. Relajando los ojos, se relaja el cerebro y con él los pensamientos.

Por eso sentarnos en la playa o en un muelle nos da tanta paz.

Como eso se logra mirando lejos, muy lejos, y sin que nada te interrumpa, puede ser mirando el horizonte, las nubes, la luna, o una montaña muy alta a lo lejos, busca algo para mirar y siéntate o ponte cómodo para mantener tus ojos enfocados en eso por, al menos, 10 minutos. No te olvides de parpadear, y hazlo lo más que sea posible. Un parpadeo suave y constante, como las alas de una mariposa.